Recomendaciones para los sistemas de producción

pecuaria ante altas temperaturas y bajas precipitaciones

 

Durante los últimos meses, en diferentes zonas de la región del OIRSA se ha reportado la mortalidad de bovinos debido a diferentes tipos de enfermedades de origen bacteriano, viral, parasitario y de estrés calórico. Ante ello, el honorable Comité Internacional Regional de Sanidad Agropecuaria (CIRSA) resolvió –durante su LXVI Reunión Extraordinaria celebrada el 24 de abril de 2019 en la ciudad de San Salvador, El Salvador– instruir a la Dirección Ejecutiva para que después del Congreso Ganadero a realizarse del 2 al 4 de mayo en del Departamento de Petén, República de Guatemala, el OIRSA preparare un conjunto de recomendaciones para el sector ganadero de cada uno de los países miembros para reducir el impacto de enfermedades en el periodo de sequía.

El desarrollo de un fenómeno de El Niño de débil a moderado en el Pacífico –que se espera mantenga sus condiciones hasta el mes de septiembre del presente año– ha disminuido la precipitación promedio anual en la mayoría de países de la región del OIRSA durante la estación seca. Aunado a ello, el incremento de las temperaturas propias de la época incide sobre la disponibilidad de alimento y agua para las explotaciones ganaderas e incrementa los riesgos productivos en las explotaciones bovinas.

Ante esta situación, el OIRSA brinda una serie de recomendaciones al productor ganadero que permita afrontar en mejor medida las condiciones asociadas a la estación seca y bajas precipitaciones durante la época lluviosa, regularmente asociadas al fenómeno de El Niño.

 

I. AGUA Y SOMBRA

Asegurar calidad y cantidad de agua para los animales, a fin de reducir el estrés calórico y cubrir las necesidades mínimas por animal/día, que oscilan de 50 a 60 litros para bovinos adultos. Se recomienda que la distancia máxima que debe recorrer una cabeza de ganado es de 2,000 metros en terrenos planos y 800 metros en irregulares, por lo tanto, los bebederos deben estar localizados a fin de garantizar que los animales no superen dicha distancia. En caso de aguadas, puede utilizar como referencia que un metro cúbico almacena 1000 litros de agua. Se debe evitar construir aguadas en suelos francos y arenosos sin recubrirse; debido a que esta agua se encuentra en reposo y con baja aireación, puede ser fuente importante de parásitos, por lo que la desparasitación del ganado en este tipo de fuentes debe ser más periódica, de preferencia cada 3 meses.

Es importante, además, proveer de preferencia sombra natural a los animales para garantizar un mayor refrescamiento de los mismos, evitar el hacimiento y el estrés calórico. Se recomienda un espacio mínimo de 2-3 metros cuadrados por animal.

 

II. MANEJO DE PASTOS Y FORRAJES

a) Utilice pastos, leguminosas o mezclas mejorados de los mismos: son características importantes en ellos: la resistencia a condiciones de sequía e inundación, adecuado valor nutricional, adecuada palatabilidad y resistencia al pastoreo.

b) Implemente sistemas de rotación en las pasturas: esto mediante la división de potreros que permitan un aprovechamiento óptimo del pasto en términos de calidad y cantidad. Aunque varía en función de la latitud y la especie, son usuales períodos de 3 días de ocupación por 30 días de descanso con aprovechamientos no mayores al 70% del pasto disponible.

c) Ajuste la cantidad de animales en función de la disponibilidad de pasto: no se debe usar la misma carga animal durante todo el año e incluso no se puede usar la misma en un año lluvioso (La Niña) o un año seco (El Niño). De acuerdo a la disponibilidad de forraje, ajuste de inmediato la carga animal mediante el traslado o venta de animales improductivos, viejos y animales debilitados o caquécticos.

f) Tenga un programa de control de malezas: antes de definir el tipo de control de malezas a aplicar, es necesario conocer cuáles son las malezas existentes. El uso de las cargas óptimas es para el caso de las praderas, la mejor práctica de control. Esto mantiene a las mismas en una composición de pastos deseable y reduce los costos por chapeo y control químico de las malezas, al mismo tiempo mejora la estructura y fertilidad del suelo.

g)  Mantenga un número adecuado de árboles: esto mejora la cantidad y calidad de pasto, reduce el estrés calórico que los animales padecen al disponer de mayor área para sombreo y ayuda a mantener la humedad remanente en el suelo.

h) Establezca bancos de proteína y pastos de corte para la época de escasez: especies arbóreas como madre cacao (Gliricida sepium), leucaena (Leucaena leucocephala) y morera (Morus alba); se mantienen verdes durante el verano y son una excelente y económica fuente de proteína en los períodos secos. También existen especies de alta producción de biomasa y amplia respuesta a la aplicación de fertilizantes nitrogenados y riego que pueden constituir fuentes de energía importantes para la época de escasez: el maíz (Zea mays), sorgo forrajero (Sorghum vulgare), la caña de azúcar (Sacharum officinarum), pasto gamba (Andropogun gayanus) y Maralfalfa (Pennisetum sp.).

i)  Utilice prácticas y estructuras adecuadas para la conservación de forrajes: el ensilado y el heno son dos métodos importantes para la conservación de forrajes. De preferencia, y en la medida que las posibilidades lo permitan, el productor debe estimar almacenar forraje a razón de 60 libras de silo, 35 libras de heno o 100 libras de forraje verde por cada unidad animal durante un período de verano no menor de 120 días y óptimo de 180. Entendiéndose que una unidad animal es equivalente a 1000 libras de peso vivo o 454 kilogramos. El diseño de las estructuras y elaboración de los forrajes debe ser asesorado por un técnico.

 

III. ALIMENTO, SUMPLEMENTOS DE VITAMINAS Y SALES MINERALES

La falta de pasto o forraje –que permitan cubrir eficaz y eficientemente los requerimientos nutricionales del animal– debe ser suplementada con alimentos concentrados. En la medida que se conoce el valor nutricional de los diferentes productos y subproductos que se pueden tener en la región, se pueden reducir costos en el balanceo y producción de concentrados. Se sugiere proporcionar a los animales una dieta a base de ensilado de maíz o sorgo, heno, rastrojos, cogollo de caña, leucaena, plátano, melaza u otros subproductos disponibles en la zona (recuerde que un bovino adulto consume entre 12 a 20 kg/día). Así mismo, la pérdida del valor nutricional de los pastos durante la época seca y la fertilidad del suelo pueden conducir a deficiencias de minerales y vitaminas que afecten la producción y sobrevivencia de los hatos, por lo que se debe suplementar con sales minerales (bloques, polvo o inyectado), vitaminas ADE, complejo B y sal común.

 

IV. PREVENCIÓN DE ENFERMEDADES

Durante la época de escases de lluvia o sequía, incrementa la cantidad de parásitos internos y externos, así mismo, el cambio brusco de temperatura y el aumento de los vientos favorece el aparecimiento o aumento de enfermedades, por lo que se deben reforzar las jornadas habituales de desparasitación para endo y ecto parásitos haciendo uso de los análisis de laboratorio pertinentes que permitan el uso racional de los mismos. Además, es necesario fortalecer los programas de inmunización contra los padecimientos usuales de la zona (clostridiasis y ántrax, entre otras), garantizando el manejo adecuado de la cadena de frío de las vacunas. Por otro lado, se sugiere fortalecer las medidas de bioseguridad en los establecimientos agropecuarios, efectuar una vigilancia constante de los animales para detectar signos de enfermedad y ante una sospecha, aislar a los mismos y notificar a un médico veterinario para el tratamiento oportuno. Finalmente, es importante recordar que los animales muertos constituyen una fuente de contaminación y diseminación de enfermedades, por lo que se debe realizar un manejo correcto de los cadáveres, mediante enterramiento, destrucción u otros.